Presentamos aquí un extracto de la entrevista realizada por el diario digital La Nación a Miguel de la Quadra-Salcedo y a sus impresiones sobre el retorno para toda la Iglesia de la Misa tradicional:
-¿El siglo XXI será espiritual o no será?
-La gran pelea es entre espiritualidad y materialismo. A los chavales de la Ruta Quetzal les digo que para ser felices tienen que olvidarse del “tienes poco, gana más”, que hemos de pasar del Estado de bien estar al estado de austeridad, como mis amigos los esquimales o los hombres del desierto.
-¿Deja sitio la aventura a la oración?
-Una vez llevé a los chicos a Leyre, a la sierra de Errando, donde san Virila, que tenía dudas de la eternidad, pasó -sin darse él cuenta-trescientos años escuchando el canto de un pajarito. A los chicos les pedí que pensaran en aquel milagro. ¡Fíjese si rezaron!
-¿Y usted reza?
-A las Molucas me llevé las cartas que Francisco Javier escribió desde allí a la Compañía y a Ignacio de Loyola. Leer y releer aquellas historias…eso también es rezar.
-Ha sido plusmarquista olímpico. De todos los santos atletas, ¿cuál es su favorito?
-Francisco Javier, que cuando estaba en la Sorbona, era el que más corría y saltaba.
-Dice el aventurero Tom Kallene que no hay mayor aventura que la fe.
-Es verdad. Ahí está el viaje al interior de su alma que Ignacio de Loyo la hizo en las cuevas de Manresa.
-Se le ve muy de la Compañía.
-Es que soy muy jesuítico: estudié en un internado de los jesuitas.
-También ha sido explorador. ¿Algún descubrimiento ad maiorem Dei gloriam?
-Un amigo polaco que vive en Bolivia descubrió una ópera de las misiones compuesta por indígenas en la que Francisco Javier canta y contesta Ignacio de Loyola. Contribuí informando del hallazgo al Gobierno navarro.
-Me da que el motu proprio de Benedicto XVI no le ha entusiasmado.
-¡Pero qué dice! Pocas cosas me han alegrado tanto.
-¿Y eso?
-La misa en latín me dice algo. En cambio, cuando es en español me detengo demasiado en lo que dice el cura, y me parece poco misterioso, muy de este mundo. Hay que rodear las cosas de misterio.
-O sea, que a partir de ahora irá más a misa.
-Sí, con mi misal bilingüe.
-Le da importancia al misterio. ¿Y al silencio?
-Claro, más ahora que todo es ruido, hasta en la hora de la cena, donde la televisión ha sustituido al padre.
-Ha viajado por todo e lmundo. ¿Sabe dónde queda la reserva espiritual de Occidente?
-En Iberoamérica .Es ahí donde se conservan nuestras costumbres. Los inmigrantes que vienen de allí nos están enseñando cómo éramos.
-Va por la calle y ve a un señor mayor al que ayuda a andar un extranjero. ¿Qué piensa?
-Que no hay derecho, que tendría que ser su nieto el que lo hiciera. Los abuelos tienen que morir en su casa y con el cariño de la familia. Pregunte a un iberoamericano o a un gitano si llevaría a sus mayores a un asilo.
-¿Qué es para usted la familia?
-Una universidad, la mejor.
-Veníamos a hablar de Dios y hemos terminado haciéndolo de la familia.
-Es que sino hay raíces, sino hay familia, no hay cultivo para hablar de Dios.
-La gran pelea es entre espiritualidad y materialismo. A los chavales de la Ruta Quetzal les digo que para ser felices tienen que olvidarse del “tienes poco, gana más”, que hemos de pasar del Estado de bien estar al estado de austeridad, como mis amigos los esquimales o los hombres del desierto.
-¿Deja sitio la aventura a la oración?
-Una vez llevé a los chicos a Leyre, a la sierra de Errando, donde san Virila, que tenía dudas de la eternidad, pasó -sin darse él cuenta-trescientos años escuchando el canto de un pajarito. A los chicos les pedí que pensaran en aquel milagro. ¡Fíjese si rezaron!
-¿Y usted reza?
-A las Molucas me llevé las cartas que Francisco Javier escribió desde allí a la Compañía y a Ignacio de Loyola. Leer y releer aquellas historias…eso también es rezar.
-Ha sido plusmarquista olímpico. De todos los santos atletas, ¿cuál es su favorito?
-Francisco Javier, que cuando estaba en la Sorbona, era el que más corría y saltaba.
-Dice el aventurero Tom Kallene que no hay mayor aventura que la fe.
-Es verdad. Ahí está el viaje al interior de su alma que Ignacio de Loyo la hizo en las cuevas de Manresa.
-Se le ve muy de la Compañía.
-Es que soy muy jesuítico: estudié en un internado de los jesuitas.
-También ha sido explorador. ¿Algún descubrimiento ad maiorem Dei gloriam?
-Un amigo polaco que vive en Bolivia descubrió una ópera de las misiones compuesta por indígenas en la que Francisco Javier canta y contesta Ignacio de Loyola. Contribuí informando del hallazgo al Gobierno navarro.
-Me da que el motu proprio de Benedicto XVI no le ha entusiasmado.
-¡Pero qué dice! Pocas cosas me han alegrado tanto.
-¿Y eso?
-La misa en latín me dice algo. En cambio, cuando es en español me detengo demasiado en lo que dice el cura, y me parece poco misterioso, muy de este mundo. Hay que rodear las cosas de misterio.
-O sea, que a partir de ahora irá más a misa.
-Sí, con mi misal bilingüe.
-Le da importancia al misterio. ¿Y al silencio?
-Claro, más ahora que todo es ruido, hasta en la hora de la cena, donde la televisión ha sustituido al padre.
-Ha viajado por todo e lmundo. ¿Sabe dónde queda la reserva espiritual de Occidente?
-En Iberoamérica .Es ahí donde se conservan nuestras costumbres. Los inmigrantes que vienen de allí nos están enseñando cómo éramos.
-Va por la calle y ve a un señor mayor al que ayuda a andar un extranjero. ¿Qué piensa?
-Que no hay derecho, que tendría que ser su nieto el que lo hiciera. Los abuelos tienen que morir en su casa y con el cariño de la familia. Pregunte a un iberoamericano o a un gitano si llevaría a sus mayores a un asilo.
-¿Qué es para usted la familia?
-Una universidad, la mejor.
-Veníamos a hablar de Dios y hemos terminado haciéndolo de la familia.
-Es que sino hay raíces, sino hay familia, no hay cultivo para hablar de Dios.
Lanacion.es
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